Hablando de "problemas", de razonamiento, es común que los enunciados que se nos presentan a la hora de plantear un problema no sean directos e incluso pudieran parecer ajenos a su contenido. Esto no es una situación que deba detener el abordaje del problema planteado, por el contrario debe servir de motivación para ahondar en los detalles que a lo largo de la lectura se nos van presentando, pues se trata de una mera inversión de datos que tiende a confudir al lector.
Es un proceso intrinseco a la acción de razonar, el hecho de dejar de lado la información que en principio no nos aporta nada para comprender el problema planteado, o que simplemente a primera vista nos parece sesgada o sin conexión al tema principal, a esto le llamamos postergación.
Para superar estos obstáculos, que son voluntariamente dispuestos por el redactor del problema planteado, debemos acudir a una o varias estrategias de solución de problemas, que no es otra cosa
que la construcción de un plan para lograr objetivos determinados y
proveernos de lineamientos que nos orientan a las acciones y decisiones
en torno al problema, es decir nos valemos de una representación como
estrategia utilizando dibujos o gráficas para visualizar el enunciado
de un problema. Para estos casos aplicaremos una serie de pasos como se
muestra en la siguiente imagen.



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